martes, 30 de junio de 2009

Función de la Escuela, por Gonzalo Espino

El texto escolar y el tema de la interculturalidad (2)


Albert Anker (Suiza, 1831-1910), "Escuela rural"


2. Función de la escuela

Gonzalo Espino Relucé

La escuela fue imaginada como un instrumento del poder. La constitución de las naciones en el pensamiento decimonónico suponía, como Benedic Anderson anota, pensar la nación como una comunidad imaginada. La escuela tuvo que ser pensada en relación a la nación. Y, ¿qué era la nación? Para el pensamiento decimonónico, que coincide con la emergencia de las jóvenes repúblicas, una nación está constituida por un territorio, pero ese territorio tenía que ser imaginado con una población que se comunica a través de una lengua y sobre ese territorio tenían que proyectar, al igual que las familias, un pasado compartido, una historia. Si esto era así, quienes ocupaban ese espacio, a su vez comparten un conjunto de normas de convivencia (Carta Magna). Pero quien podía cumplir ese rol para el proyecto unificador y homogenizador, si se tiene en cuenta que en la época los impresos eran escasos, incluidos los diarios, ¿qué institución lo podría hacer? Sin duda la escuela.

La teoría sobre la escuela que aquí reseño de manera escueta la vinculo con el poder. La escuela será pensada como la institución que facilita la unificación y la creación de un imaginario y un conjunto de reglas sociales que permite la vida en un determinado territorio. La misma que instala y reproduce, en líneas generales, las hegemonías del capital. Es decir, el desarrollo de la escuela está íntimamente ligada a lo que se pensaba sobre la nación y a las exigencias del capital local, en buena cuenta, a su escaso desarrollo. En los tiempos actuales, el modelo educativo que está detrás de los discursos de la calidad siguen siendo los de la “educación escolar capitalista” (Farahmand 2004), cuestión que pone en discusión el rol de maestro.

Desde el pensamiento liberal, el estado no debe intervenir en la educación de los hijos de los ciudadanos. Por lo que, la iniciativa tiene que ser privada. Esta es una de las propuestas de William Humlbold. El estado debería limitar su intervención, así lo expresa en Ideas para un proyecto de delimitación de la efectividad del estado (1792):[1] “La auténtica finalidad del hombre --no aquella de inclinación cambiante, sino la que la infinita e inmutable razón le dicta- es la educación máxima y más equilibrada de sus fuerzas para formar un todo. Para esta educación es la libertad la primordial y la más imprescindible de las condiciones.” De manera que lo que se tiene que garantizar es el ejercicio de la libertad y no la intervención del Estado, el estado aparece como un pésimo árbitro para el desarrollo de la educación. Humboldt sostendrá una idea aristocrática, en la que de hecho se produce exclusiones, aunque, en última instancia insisten en la educación del espíritu de los segmentos sociales bajos.[2] Desde las percepciones sociales, sobre todo la que proviene del marxismo, propuso que la escuela será el terreno de las ideologías: lugar privilegiado para la elaboración y la reproducción social del capital. La escuela se convierte en el aparato ideológico por excelencia para la reproducción de la hegemonía social. En los 70 Pierre Bourdieu, ha propuesto la categoría “capital cultural” que opera como distinción y formula de “domesticación” social (2001). El sistema escolar replica el modelo social, lo que equivale, a fortalecer las divisiones sociales, por cierto, asociada a las relaciones sutiles que establecen los sujetos con la cultura (Los estudiantes y la cultura). En La reproducción se ingresa a la violencia simbólica como sistema de reproducción de poder; la acción pedagógica legítima el poder, posibilita la arbitrariedad cultural (educación difusa, educación familiar, educación institucionalizada (escuela)). De esta suerte la escuela reproduce la desigualdades del capital cultural entre clase.
Notas:
[1] Ideen zu einem Versuch, die Grenzen der Wirksamkeit des Staates zu bestimmen
[2] En diciembre de 1809, escribe: “Existe una cierta cultura que debería ser universal y además una cierta educación del espíritu y del carácter que no deben faltar a nadie. Sólo es un buen obrero, vendedor, soldado u hombre de negocios aquel que es, por sí mismo y sin relación a su oficio específico, un hombre y un ciudadano bueno, decente e ilustrado según sus posibilidades. Dadle educación escolar, lo que sea necesario para ello, así aprenderá más tarde las habilidades específicas de su oficio con gran facilidad y mantendrá la libertad, como ocurre a menudo en la vida, de cambiar de profesión.” Para una compresión de la propuesta de Humboldt, remito a McClintock. El nacimiento de la historia de la educación. studyplace.ccnmtl.columbia.edu/files/McClintock/1985-Naciamiento-Educacion- pdf
La imagen proviene de: Arte y artistas. La Pinacoteca de Ninona
arteninona.files.wordpress.com/2008/02/
© Gonzalo Espino, 2008

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